Fundación 1º de Mayo | 26 de abril de 2024

MEMORIA C8M (REVISTA C8M)

Ramona Parra: El tesón en el trabajo y en la lucha sindical

    Es preciso recordar y valorar como se merece la lucha de las mujeres del textil en la doble vertiente de la lucha por los derechos laborales y democráticos, además de su participación y contribución esencial al fortalecimiento de la rama del Textil de las Comisiones Obreras. Una de estas mujeres trabajadoras y sindicalistas del textil es Ramona Parra, de quien Mayka Muñoz Ruiz traza una valiosa semblanza para la Revista C8M 09.

    17/05/2021.
    Ramona Parra. P.35

    Ramona Parra. P.35

    Lo tengo que reconocer, admiro mucho a Ramona Parra desde que la conocí, pero esa admiración se consolidó cuando la entrevisté en 2011 para la colección de Biografías Obreras y Militancia Sindical de Comisiones Obreras, en el Archivo de Historia del Trabajo de la Fundación 1º de Mayo. En el proceso de ir desgranando su vida de trabajo y lucha sindical por los derechos de las trabajadoras de las fábricas de confección asistí a una clase magistral de compromiso personal, sindical y social. Esa es una de las razones por la que he querido compartir esta historia de vida.

    Ramona Parra nació en Valtiendas, un pueblo de Segovia el 24 de julio de 1950, en una familia campesina. Con 17 años se marchó a Aranda de Duero a aprender el oficio de corte y confección. Un año después toda la familia se trasladaría a Madrid, donde Ramona continuó en una academia hasta que empezó su primer trabajo en una peletería. En el mundo del trabajo sería donde empezaría su concienciación política, pues paralelamente empezó a acudir a un club juvenil de la Juventud Obrera Cristiana (JOC).

    En los primeros años setenta entra en contacto con el movimiento obrero y con Bandera Roja, donde empieza a militar. A partir de este contacto buscará trabajar en talleres grandes, que era donde se podía organizar a las trabajadoras para la reivindicación de sus derechos. Las trabajadoras del textil-confección madrileño en los años setenta eran muchachas muy jóvenes, con escasos estudios y que dejaban las fábricas cuando se casaban o como mucho, cuando tenían su primer hijo. Los empresarios y encargados solían ser autoritarios y paternalistas. Es en ese contexto en el que Ramona empieza a moverse y a contactar con compañeras y compañeros de CCOO en su primera gran empresa HD-Lee.

    Paralelamente, se va de casa muy joven, algo inusual en la época, para que su familia no sufriera a causa de su militancia sindical, y con unas compañeras alquila un piso en el Barrio del Pilar. Como en esos años turbulentos la lucha antifranquista estaba en todos los ámbitos, también participa en el movimiento vecinal. En esta línea descubrirá el feminismo gracias al Movimiento Democrático de Mujeres (MDM), una organización vinculada al PCE, donde finalmente se integra. Me gusta imaginarla conduciendo su moto llena de propaganda clandestina, para llevarla a las fábricas, donde la distribuían en los servicios. Ella, tan menuda pero con tanta fuerza.

    Cuando las trabajadoras de las fábricas de confección hacían un paro para reclamar contra los cronometrajes o simplemente para que les dieran una bata nueva, lo ponían todo, y eso significaba despidos fulminantes y nuevos paros para reclamar la vuelta de las represaliadas. Porque los jefes las querían calladas, obedientes y con salarios bajos. Ya en la Coordinadora del Textil, Ramona se reunía como compañeras de Rok, Berkshire, y otras, en el despacho de abogados de la calle Españoleto para organizar movilizaciones y pronto la despiden.

    En 1976 tienen una lucha muy fuerte por la negociación del convenio en Madrid. Cuenta Ramona que organizaron una asamblea multitudinaria en La Paloma, y además legal, porque le cogieron un sello a un representante del Sindicato vertical y lo utilizaron para realizar la convocatoria de la reunión. Como además estaban prohibidas las manifestaciones, durante la negociación estuvieron paseando por la Gran Vía en grupos, desde la sede del sindicato regional, hasta la del sindicato nacional.

    Ramona consiguió que la contrataran en Confecciones Puente y allí se mantendrá hasta el cierre de la fábrica en 1992. Allí también se produjeron despidos a raíz del paro por los asesinatos de los abogados laboralistas de Atocha. Ahora bien, las protestas y movilizaciones consiguieron las readmisiones y cuando vuelve a haber elecciones, la candidatura de CCOO ganó las elecciones.

    A partir de 1976, aparte del trabajo sindical en la fábrica, se empieza a organizar el Sindicato textil de Madrid, y ya en 1977 se empezará a trabajar en un contexto de legalidad. Ramona continuó en su fábrica y acumulaba horas sindicales para encargarse de las tareas de Organización y Finanzas. En el II Congreso del Sindicato del Textil de Madrid, celebrado en 1983, Ramona Parra es elegida Secretaria general. Estará en este puesto hasta que se produce la fusión con Químicas y se crea FITEQA.

    En el ámbito de la Federación, ejercerá los cargos de Secretaria de la Mujer en FITEQA hasta su jubilación en 2015. Durante todo este tiempo, como ella misma reconoce, ha podido mantener una continuidad de trabajo sindical en los puestos más altos de la organización gracias a que no se casó ni tuvo hijos/as. Este no es un tema baladí, pues en la organización del textil-confección madrileño las dirigentes impulsaron una cultura sindical que permitiera compaginar la militancia sindical con la vida personal, para no dejar atrás a mujeres válidas con compromisos familiares. Insisto en la importancia de esta forma de actuar porque la cultura sindical basada en el varón obrero sin responsabilidades familiares limitó el acceso a cargos de responsabilidad a muchas mujeres.

    En este sentido, Ramona y otras dirigentes del sector propugnaban un trabajo más colaborativo, ceñido a los horarios laborales, que tuviera en cuenta que lo que afectaba a las mujeres especialmente en su vertiente de madres, era algo que debía de afectar a todo el conjunto de la sociedad y del sindicato. En este sentido fue fundamental la negociación del convenio del textil de 1982, donde consiguieron que se recogiera la excedencia por maternidad con derecho al mantenimiento del puesto de trabajo. Este acuerdo posibilitaba la continuidad de las trabajadoras tanto en el empleo como en el sindicato, aunque muchos compañeros de sectores masculinizados no lo entendieron así.

    Para Ramona esta también ha sido una lucha importante desde las Secretarías de la Mujer, que se organizan en CCOO desde que se estructura como un sindicato ya en la legalidad democrática. Ella ha trabajado para que los temas de igualdad se traten desde la acción sindical, en la negociación colectiva y sean transversales. Su trabajo sindical, ya en los últimos años, ha ido encaminado a formar a las delegadas y los delegados para que las mesas negociadoras de los Planes de Igualdad en las empresas manejen bien todas las herramientas que éstos ponen a su alcance para eliminar todo tipo de discriminaciones.

    Firma:

    Mayka Muñoz Ruiz

    Doctora en Historia Contemporánea. Fundación 1º de Mayo

    mmunoz@1mayo.ccoo.es